Aunque es cierto que hay personas jóvenes afectadas de COVID 19, parece ser que en España se está cebando con nuestros mayores: los abuelos, abuelas, padres, madres…
Por desgracia son muchos los que se están yendo sin poder ser despedidos como se merecen: rodeados de los suyos, con un buen beso, un abrazo y las palabras de despedida dichas cara a cara: te quiero; gracias; has sido importante para mí; me has dado mucho; soy lo que soy gracias a ti.
Ahora más que nunca somos conscientes de lo solos que pueden estar, pero no me refiero a esta situación, hablo ya de antes. Ahora les llamamos más que nunca, porque se nos ha caído esa venda que nos dice que siempre estarán ahí.
Pero muchos (menos mal) saldrán de esta, y seguirán en sus casas, o en sus residencias, esperando una llamada, una visita.
Espero que de todo esto aprendamos a acordarnos más de ellos que antes, que en aquella época (no tan lejana, de hace tan solo unas semanas) en la que no sabíamos que esto podía pasar, en la que dejábamos pasar los días pensando “ya iré”, “ya llamaré”, dejándonos llevar por el día el día.
Que de esto aprendamos a hacerles un hueco más grande en nuestras vidas.